De las cuatro noches programadas en la XI LARACHÍ FLAMENCA, solo pude asistir a tres.Me perdí la actuación de Belén López, a la que conocí en el Festival Silla de Oro de Leganés, que organizaba mi apreciado y desaparecido Ángel Lacalle.Siempre buscando nuevos valores.Dando oportunidades a artistas que no habían sido reconocidos.
Precisamente a Guadalupe Torres la conocí gracias a Lacalle. Y ma´s tarde tuve oportunidad de disfrutar de su baile en el Festival de Jerez.

                                                             Guadalupe Torres

He de reconocer que cuando voy a un espectáculo flamenco, mi visión siempre busca lo plastico. Puede estar lleno de colorido o desgarrar por lo dramático. Prevalece mi condición de fotógrafo sobre la de espectador. Y muchas veces sufro lo indecible cuando veo las "puestas en escena".Lo principal es la iluminación y despues el vestuario.
En estos espectáculos del Teatro Alameda, la iluminación no ha sido mala pero como en casi siempre en el baile, hay una zona oscura que resulta importantísima: los pies. Por arriba mucha luz por abajo casi nada.

En la presentación de Guadalupe, al menos uno de sus vestidos destacaban en la escena. Una bata de tonos claros y de hechuras para bailar.Y además con juegos de mantón.

Después la bailaora optó por la vestimenta que aparece en la foto y pienso que su arte no lució tanto.

A Lidón Patiño era la primera vez que la veía.
Su forma de bailar, marcada por una percusión muy atractiva,me pareció interesante, curiosa y válida. Sin embargo su vestuario lo vi poco apropiado. Los colores oscuros con los fondos oscuros no destacan nada.No aportan la brillantez que el baile requiere.

El baile con mantón  de Lidón, no destacaba nada con el vestido azul que vemos en la foto.
No me resultó nada convincente este presentación.

Con este otro vestuario el baile de Lidón quedó mucho más lucido.

Y termino con algunas consideraciones que saqué al termino de este evento que organiza cada año Sharon Sapienza.Con su  gran ilusión en presentar a nuevos talentos y que pase además de Sevilla por Málaga y París.
La idea es encomiable porque sirve para la presentación de artistas poco conocidos o para quienes aún están por consolidarse.
Ha sido un gran paso ir desde las peñas a poder celebrar los espectáculos en un teatro, pequeño, pero muy digno. Lo penoso ha sido la poca presencia de público. He sentido verdadera pena al ver la poca asistencia. He pensado en lo duro que debe ser para el artista sentirse tan poco arropado. Pero por otro lado no me extraña nada.
En Sevilla hay mucha afición "de boquilla". Mucho snob que va al Teatro de la Maestranza para que lo vean, sea cual sea el cartel.

Que gran cambio.O mejor, que retroceso.De ser la Alameda cuna de grandes artistas del flamenco, de tener lugares donde se mostraba cada día lo mejor del flamenco a un Teatro Alameda que no consigue ni siquiera media entrada. Y todo esto cuando nos jactamos de decir que el flamenco es Patrimonio de la Humanidad.
Pero eso es fuera de Sevilla.